"Permanecieron las palabras" Carlos Fuentes

“Permanecieron las palabras.

En sus ceremonias públicas, pero también en sus oraciones privadas, repetían incesantemente el siguiente cuento:

El mundo fue creado por dos dioses, el uno llamado Corazón de los Cielos y el otro Corazón de la Tierra. Al encontrarse, entrambos fertilizaron todas las cosas al nombrarlas. Nombraron la tierra, y la tierra fue hecha.

La creación, a medida que fue nombrada, se disolvió y multiplicó, llamándose niebla, nube o remolino de polvo. Nombradas, las montañas se dispararon desde el fondo del mar, se formaron mágicos valles y en ellos crecieron pinares y cipreses.

Los dioses se llenaron de alegría cuando dividieron las aguas y dieron nacimiento a los animales. Pero nada de esto poseía lo mismo que lo había creado, esto es la palabra. Bruma, ocelote, pino y agua, mudos.

Entonces los dioses decidieron crear los únicos seres capaces de hablar y de nombrar a todas las cosas creadas por la palabra de los dioses.

Y así nacieron los hombres, con el propósito de mantener día con día la creación divina mediante lo mismo que dio origen a la tierra, al cielo y cuanto en ellos se halla: la palabra.
....
Pues la palabra era, al cabo, el poder gemelo que compartían los dioses y los hombres. Supimos que la caída de los imperios liberaba a la palabra y a los hombres de una servidumbre falsificada”.


Carlos Fuentes. El Naranjo. Alfaguara Hispana, 1993.”Las dos orillas”, pág. 53.

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